El alcalde actual, Antonio Sánchez Villaverde, dijo que “quizás el homenaje sea tardío, pero para mi es un orgullo haber logrado este encuentro familiar en el que incluso muchos de vosotros –dirigiéndose a ellos— llevabais tiempo sin veros”. Varias generaciones se reunieron en Montoro para dar continuidad a la familia que se gestó en torno a Francisco Martín y su esposa, Lucía Cano.
El regidor montoreño dijo que muchas veces la historia es cruel porque no se conocen a muchas personas que deben de seguir de guía, “sobre todo en los comportamientos; máxime en estos tiempos, en los que a la clase política nos toca estar siempre en los periódicos como lo peor de lo peor de la sociedad, pero tiempo siempre da la razón y pone a cada uno en su sitio”.
De la documentación extraída por el archivero del Ayuntamiento, José Ortiz, el alcalde dijo que debería de existir un compromiso para recuperar la memoria histórica y personal, del comportamiento ético y de la entrega de las personas que en tiempos de la Segunda República tenían la responsabilidad de gobernar en Montoro, “con un compromiso total, cuando celebraban plenos todas las semanas y empezaban a las 9 de la noche, cuando venían de trabajar”.
Manifestó Sánchez Villaverde que entre los problemas que se analizaban estaba el de la miseria, de la explotación y el hambre de la mayoría de las personas, “procurando que los caciques dieran trabajo a los más necesitados”.
Tras este homenaje, los asistentes se trasladaron a una nueva barriada, donde se le ha rotulado una calle, aprovechando así la rotulación de otras a nombre de Federico García Lorca; al que fuera alcalde durante la invasión francesa, Juan María de la Torre; al maestro laico—masón Esteban Beltrán; y al último alcalde de Montoro durante la Segunda República, Diego Ruiz Olaya.
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