Abdulahh, imán de la mezquita de Pedro Abad (Córdoba).
Decenas de musulmanes ahmadíes asesinados, centenares de heridos y multitud de rehenes secuestrados por extremistas religiosos en un ataque terrorista en Lahore, Pakistán.
La Comunidad Ahmadía del Islam, agrupación religiosa musulmana de ámbito internacional, promotora de la paz; con presencia en 195 países, establecida en España desde el año 1946, y cuyo lema es “Amor para todos, odio para nadie” ha sufrido en el día de hoy un brutal atentado en su país de origen, el Pakistán, donde terroristas fanáticos han masacrado a sus fieles inocentes, muchos de ellos niños, cuando se hallaban congregados para la oración del viernes en sendas mezquitas de la ciudad de Lahore. Aunque las cifras son inciertas, el número de muertos se acerca en este momento a los doscientos, y hay varios centenares de heridos (muchos de ellos en estado crítico) a la vez que un gran número de personas retenidas como rehenes en uno de los recintos. Se calcula que había unas 1500 personas en cada una de dichas mezquitas. Los terroristas emplearon granadas de mano y armas automáticas con las que abrieron fuego indiscriminado.
Desde hace varias décadas (y así lo hemos venido manifestando en diferentes comunicados a las autoridades españolas y medios de comunicación) la Comunidad Ahmadía viene siendo objeto de una persecución cruel en el Pakistán, promovida tanto por los Ulemas (clérigos extremistas), como por parte del propio Esta¬do pakistaní que ha despojado a los áhmadis musulmanes de los derechos humanos más elementales. Esta persecución se viene llevando a cabo a través de manifesta¬ciones públicas, violencia de masas, asesinatos, destrucción, precintado, profanamiento y daño a sus mezquitas; boicot social, falsos cargos crimina¬les, prisión y sentencias de muerte. Fue iniciada y dirigida personalmente en 1974 por el ex-presidente del Pakistán, el fallecido general Zia Ul Haque y plenamente apoyada por su administración, por los Ulemas (clero) y continuada por los gobiernos sucesivos del país.
El instrumento jurídico que se utiliza es el “Decreto anti-blasfemia” del año 1974 .Entre otras arbitrariedades cometidas contra los áhmadis musulmanes, les ha sido prohibido afirmar su propia fe e identidad mediante la recitación de su credo; recitar el Azan (la llamada a la oración); denominar “mezquitas” a sus lugares de oración, etc. estando castigadas tales actividades por su parte con prisión rigurosa, multas ilimitadas e incluso la pena de muerte. El Jefe Supremo actual de la Comunidad se vio obligado a exiliarse a Londres tras este Decreto.
Los grupos “musulmanes” responsables del presente ataque han roto las reglas cardinales del Islam, como son las directivas del Corán: "No cread el desorden en la tierra" (07:57) y "cualquiera que mate a una persona... será como si hubiera matado a toda la humanidad "(5:33). El Islam condena la violencia y la pérdida de vidas inocentes, y la comunidad musulmana Ahmadía rechaza por impostura cualquier pretensión de los que así actúan lo hacen siguiendo supuestos “principios islámicos”.
Para cualquier sociedad civilizada es inconcebible que el odio contra una minoría se manifieste atacando a sus lugares de culto. Frente a la creciente violencia en el mundo musulmán, el líder espiritual de la Comunidad Ahmadía, Hadrat Mirza Masroor Ahmad, ha exhortado a los miembros de su Comunidad a "seguir el camino de la paz en sus vidas." Por otra parte, el fundador de la Comunidad, Mirza Ghulam Ahmad de Qadian, declaró enfáticamente, que una "guerra santa agresiva” no tiene cabida en el Islam. En lugar de eso, enseñó a sus seguidores a emprender una revolución pacífica, intelectual a la que denominó "la yihad de la pluma" para defender la belleza del credo islámico. A través de sus enseñanzas, la comunidad musulmana Ahmadía se ha convertido en la principal organización islámica que rechaza categóricamente la violencia y el terrorismo en todas sus formas y trata de difundir este mensaje por todos los rincones del mundo.