Un momento de la bendición de la escultura.
Villafranca ha rendido homenaje a su vecino más universal, el padre Luis Pérez Ponce, fundador de la congregación religiosa de las Hermanas de Patrocinio de María, que tiene sedes tanto en esta localidad como en Córdoba, Vélez—Málaga, Cájar (Granada), Lucena, Priego de Córdoba y Madrid, así como en Venezuela y Colombia. Durante los años 2009 y 2010 se están celebrando en Villafranca de Córdoba diversas actividades en torno al 650 Aniversario de la obtención de la Carta Puebla de esta localidad del Alto Guadalquivir a través de su Ayuntamiento.Dentro de estas actividades, se ha celebrado una jornada que coincide con la víspera del aniversario de la muerte del Padre Luis. La jornada comenzó con una misa celebrada en la iglesia de Santa Marina de Aguas Santas, presidida por el vicario general de pastoral, Joaquín A. Nieva. Acto seguido se bendijo una escultura del Padre Luis en la Plaza de Andalucía, obra del artista cordobés José María Serrano Carriel, y posteriormente tuvo lugar un acto académico en la Casa de la Cultura, donde se dieron cita más de 300 personas. Lo abrió el alcalde de Villafranca, Francisco Javier López Casado, quien hizo una valoración de lo pionero que fue este sacerdote en la educación de las mujeres. También hizo público el nombramiento de Hijo Predilecto, que tuvo lugar en un pleno celebrado recientemente.
Con este acto se pretende dar a conocer al Padre Luis y profundizar sobre diferentes aspectos de su vida a la vez que reconocer su meritoria labor en su pueblo, que trascendió más allá de sus fronteras.
De hecho, el alcalde de la localidad, el socialista Francisco Javier López Casado, dijo que “el Padre Luis fue un hombre nacido en Villafranca en 1666, era hijo de Bartolomé y de Isabel, y fue apadrinado por su tío Miguel Pérez Ponce, de donde le vienen los apellidos”. Recordó parte de la biografía de esta personalidad, “lo que nos congratula a todos por la huella que dejó, no solo en Villafranca, sino también en muchos puntos de la provincia”. Fue ordenado sacerdote en 1692 en el colegio de los Dominicos de San Pablo de Córdoba, siendo enviado como coadjutor a Villa del Río, donde permaneció 17 años en esta localidad vecina (hasta 1712). Murió a los 55 años, pero a lo largo de su carrera sacerdotal dejó un importante legado, “ya que desde muy niño vive profundamente la fe cristiana, que quiso alcanzar la perfección absoluta, de ahí las idas y venidas al convento de los Carmelitas Descalzos de Córdoba”. El regidor villafranqueño hizo algunas pinceladas gráficas de la vida de Luis Pérez Ponce, “quien se dio cuenta que Cristo había derramado su sangre por el alma de todos los hombres y mujeres, y que no entendía cómo existían escuelas, colegios y universidades para hombres, y la enseñanza para la mujer estaba un poco dejada, por lo que no había igualdad en este sentido”. Luego intervino el historiador Juan Aranda Doncel, quien destacó la importancia de este sacerdote.
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