El presidente de la Junta, José Antonio Griñán, acompaña al alcalde, Diego Hita, para visitar el lugar de los hechos. |
El alcalde de este municipio, Diego Hita, se mostraba visiblemente afectado por la catástrofe que ha asolado a gran parte de los cañeteros, y dijo que han sido más de 30 vehículos los desplazados por la riada, muchos de ellos a más de un kilómetro de donde se encontraban. Por ello, convocó a las 13.30 horas un pleno extraordinario en el que solicitó la declaración de zona catastrófica y decretó un día de luto oficial por los hechos ocurridos, enviando asimismo un cálido pésame a los familiares de Carmen Ponce, que falleció al ser arrastrada por el agua. Su cuerpo fue localizado a 500 metros de la vivienda. Carmen se encontraba en su casa con su esposo, Juan González, cuando les sorprendió la avalancha de agua, siendo arrastrados ambos por la corriente. Mejor suerte corrió Juan, que se pudo agarrar a una máquina cosechadora. Apunto estuvo de costarle la vida a otras personas, ya que incluso un hombre quedó atrapado en su vehículo y finalmente fue rescatado. El agua llegó a alcanzar en varios puntos los dos metros de altura, teniendo que evacuar a 6 vecinos que quedaron incomunicados, de la zona más afectada.
Los vecinos siguen sin dar crédito a lo vivido el pasado 18 de mayo, una jornada negra en la historia de la localidad, que quedará en la memoria más trágica de este municipio del Alto Guadalquivir por los resultados de las trombas caídas.
En cuanto al proceso de retirada de lodo, que duró toda la noche, la jornada de ayer, y continuará hoy viernes, el alcalde dijo que se está incidiendo en la limpieza de imbornales, en previsión de que iba a seguir lloviendo, como así ocurrió, para evitar nuevas riadas. Hasta el lugar de los hechos se han desplazado voluntarios de Protección Civil de Pedro Abad, La Carlota, Montilla y Montoro, así como agentes de la Policía Local de los pueblos de alrededor. Pero lo que sobre todo ha prevalecido ha sido la solidaridad de los vecinos, que se han brindado para sacar enseres, limpiar bajos de viviendas y trasladas los electrodomésticos y muebles apilados en la calle a un lugar de las afueras de la localidad.
El desbordamiento del arroyo Guiomar, que se encauzó hace doce años, ha sorprendido a todos los ciudadanos tras la caída de una segunda tromba de agua, que descargó en media hora más de 100 litros. El alcalde aseguró que “casi todo el agua que inundó el municipio procedió de los terrenos colindantes que no están urbanizados y que ha sido como un pequeño tsunami, porque, según relató el primer edil cafetero, “en ese momento me encontraba en el inicio del arroyo para ver en qué estado estaba la bóveda y en dos minutos nos llegó el agua al pecho, por lo que tuvimos que refugiarnos en la planta alta de una vivienda”.
Diego Hita describió las horas de desconcierto y desesperación que se vivieron en su pueblo, “y el momento más difícil fue cuando nos comunicaron que desaparecieron dos personas, porque el arreglo, limpieza y vuelta a la normalidad siempre tiene solución, pero lo que no tiene es la pérdida de una vida”. Respecto al comportamiento de los vecinos, el alcalde resalta la solidaridad, templaza, “por lo que hay que hacer un reconocimiento público”.
José Antonio Griñán, presidente de la Junta de Andalucía, se desplazó esta mañana hasa esta localidad para expresar su solidaridad al alcalde y a todo el pueblo de Cañete de las Torres, “porque han sido tres trombas continuadas en apenas hora y pico, en donde han caído más de 100 litros, que ha afectado a todo el municipio, pero sobre todo por el drama de la pérdida de una vida humana”. Griñán matizó que ahora de lo que se trata es de recuperar todo el municipio trabajando conjuntamente. De hecho, entre Gobernación, Obras Públicas, Medio Ambiente, las fuerzas de seguridad y el Ayuntamiento están trabajando codo con codo para solucionar cuanto antes los problemas, para ver cómo se rehabilitan las viviendas y, sobre todo, echar cuentas de los daños para repararlos”. El presidente de la Junta añadió que “primero se está trabajando en la limpieza, luego en la rehabilitación y tercero compensación”.
El presidente del Grupo Egisse y gerente de la empresa que gestiona la residencia de mayores de esta localidad, por donde el caudal se convirtió en un río de muerte, manifestó que se vivieron momentos de tensión, “ya que el agua iba subiendo, el ascensor no se podía utilizar, y el personal de la residencia se movilizó solo, con un acto de buena voluntad y de creer en este trabajo, que lleva una parte humana muy importante”. Todos los empleados se sumaron a la ayuda y tuvieron que subir a los residentes a la primera planta, donde se le tuvo que servir la cena”.
Jenaro Gutiérrez, un mecánico autónomo, vio como quedó totalmente destrozado su taller de reparación de tractores y automóviles. Añade que en la primera riada resistió la puerta, pero a los diez minutos comenzó a subir el nivel del agua, llegando a reventar la puerta metálica, por lo que tuvo que refugiarse en un tractor en el interior de la nave, donde el agua llegó a alcanzar el metro y medio de altura. Visiblemente emocionado, comentó que “no nos dio tiempo a salvar nada, solo lo que hay en los altillos”.
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