Arte por los cuatro costados en Villafranca de Córdoba

Los detalles son los que cuentan en un buen artista. Esto es lo que se puede comprobar en la obra de Antonio Fernández Redondo, un prestigioso artesano de la madera, reconocido gracias a sus múltiples exposiciones y apariciones en diversos medios de comunicación. En la torre de San Miguel, de Villafranca de Córdoba, tiene una exposición propia, cedida al Ayuntamiento, con más de 200 obras realizadas en distintos tipos de madera.

Este artista se inspira en las formas que los troncos de madera le ofrecen. Desde una preciosa talla de la Virgen de los Remedios, que preside esta antigua ermita, hasta aves, cristos, tauromaquia, desnudos, bastones, muebles, etcétera, se pueden observar en la sala expositiva de este artesano de alto tan noble como la madera. Cómo ha sabido encontrar el sentido perfecto a cada rama, a cada tronco, a cada nudo del árbol, dándole el significado preciso. Cuando ya ha cumplido los 90 años, Antonio Fernández Redondo sigue estando más vivo que nunca, sobre todo porque no deja de inspirarse en los efectos de algo tan natural como es el tronco de un olivo, un acebuche o un eucalipto,…, siempre esculpidos con las gubias de la experiencia. Tallando con avidez, este artista villafranqueño, ha dedicado a cada obra una poesía, también fruto de su inspiración artística. Antonio Fernández le da vida eterna a la madera de Sierra Morena, lugar que le ha dado toda su sabiduría. Un ejemplo lo tenemos en un zorzal que elaboró para dedicárselo a los adamuceños, y cuya poesía al pie de la peana dice: “Querido zorzal, si desde tu país de crianza emigras a nuestra querida España y paras en Adamuz, serás cazado en un chifle u otra cualquier artimaña, y llevándote a un delicioso lugar que le llaman El Chaparro, pasarás por su cocina en la que serás guisado con un buen carbón de encina. Por si ciudadanos serás comido, a los que llaman “pelajitos”, que cuando se han enfadao, se dicen unos a otros “culiquemaos”, y sin llamarse a la ofensa responden: sí, pero con buena leña”. Relatos como estos, con gracia, son los que se pueden observar en este peculiar museo, que hoy, como muchos otros del mundo, celebra su Día Internacional. A los 35 años fue titulado como escultor, gracias a una autoescultura.
   Entre sus obras encontramos verdaderas piezas de arte, entre las que destacan los bastones, lámparas, tallas religiosas, cuadros y diferentes esculturas. Una de sus últimas elaboraciones ha sido un San Isidro, que está expuesto en la parroquia de la localidad con motivo de las fiestas en su honor.