Antes y después de la fábrica de harinas de Villa del Río

Así ha quedado, como aparece en la foto de la izquierda, la antigua fábrica de harinas San Rafael, de Villa del Río, que ardió el pasado 24 de agosto, y cuyos trabajos de derribo de este edificio ya han concluido, tras ser declarado en ruina por el Ayuntamiento de la localidad por decreto de la Alcaldía.

        El fuego de esta antigua industria, con más de 200 años de historia y que cesó su actividad hace 14 años, sembró el pánico entre los vecinos de varias manzanas a la redonda, ya que está ubicada en el centro de la misma. Al parecer, desde hacía varios días unos operarios estaban realizando el desmonte de la maquinaria para chatarra.

        Varios vecinos de la calle San Roque tuvieron que ser desalojados rápidamente debido a la peligrosidad del fuego, ya que las llamas llegaron a alcanzar los 7 metros de altura. A ello se unieron las continuas explosiones, que se alargaron más de una hora, provocadas por el cortocircuito del tendido eléctrico de la calle San Roque, que se vio afectado por el fuego hasta que fue desconectado por un operario de Endesa.

        Hasta el lugar de los hechos se desplazaron cinco unidades de bomberos y una grúa--escalera, así como voluntarios de Protección Civil, Policía Local y Guardia

Civil. La extinción del fuego se consiguió al día siguiente, sobre las 13 horas. El suceso alarmó a decenas de familias, muchas de las cuales observaban desde las calles el trabajo que venían realizando las fuerzas de seguridad.

        En el interior del edificio se localizaron varias bombonas de acetileno y oxígeno que podrían haber explotado en cualquier momento si no se llega a actuar de inmediato. Estas se habían usado para los sopletes de corte de los hierros durante los últimos días. El edificio tiene una superficie de más de 1.500 metros cuadrados. Antonio García, vecino de la calle San Roque, cuya vivienda se encuentra justo enfrente de la fábrica, relató que "vivimos momentos de auténtico pavor. Fui avisado por una vecinas y tuve que salir corriendo para poder evitar las fuertes llamaradas y chispazos que saltaban desde la fábrica". También comentó que llevaban más de una semana cortando hierros en el interior del edificio.