Diego Torralbo, tercero por la derecha, entrega uno de los cheques. |
Diego Torralbo, presidente de esta institución, comenta que recién ocurrida la trágica inundación se creó una comisión compuesta por el cura—párroco, el representante de Cáritas, el representante de la Corporación municipal de aquel momento y la propia fundación, que lo que hicieron fue coordinar las actividades que se iban a desarrollar para recaudar fondos, alcanzando los 23.500 euros.
Posteriormente, la Fundación Caja Rural de Cañete de las Torres, basándose en el documento que el Ayuntamiento remitió a la Subdelegación del Gobierno, solicitando las ayudas que fueran susceptibles de indemnización, se hizo un reparto proporcional. Torralbo comenta que repartir 23.500 euros entre tantos afectados cayó a poco. Por tanto, a los más afectados, con daños estructurales en la vivienda y pérdida de enseres, se les aconsejó que se acogieran a la línea de crédito que la Caja Rural Nuestra Señora del Campo puso a su disposición, “con una carencia de dos años y sin intereses”. Esta medida se adoptó porque desde la entidad financiera se pensaba que las indemnizaciones iban a tardar más tiempo. Juan Gallardo Morenate se alojó en el convento, Francisco López y su señora, Antonia Molinera, en un piso, cuyo alquiler lo pagó al principio el Ayuntamiento y el resto la Fundación Caja Rural de Cañete de las Torres; y Antonio estuvo en casa de su hermano. La propia fundación observó que para que estas familias volvieran a su hogar hacía falta complementar las ayudas necesarias, ya que las indemnizaciones recibidas por ellas no alcanzaba ni el 30% para ello ( Juan Gallardo recibió 7.700 euros; Francisco López, 6.450; y Antonio 3.780). Diego Torralbo apunta que “para nosotros ha sido una satisfacción poder entregar los 40.500 euros a estas familias, porque en caso contrario difícilmente podían haber vuelto a sus casas, ya que son tres familias que dependen exclusivamente de su jubilación”.
Torralbo añade que queda un resto de dinero para ver qué necesidades perentorias hay actualmente para seguir ayudando. Por tanto, la función de esta fundación, creada en diciembre del año 2002 está más que demostrada con actos como este, lo que pone de manifiesto que los beneficios de la Caja Rural Nuestra Señora del Campo revierten en sus ciudadanos.
La Fundación Caja Rural de Cañete de las Torres no solo colabora en estos casos de extrema necesidad, sino también con la cultura, el deporte, hermandades, colectivos, colegios, etcétera. Entre otras actividades, ha llegado a un acuerdo con Fhoemo (Fundación Hispana de Osteoporosis) para que realice a principios de noviembre una densitometría del hueso a mujeres mayores de 45 años. Otra actividad que se pretende iniciar este año es un taller de flamenco para niños de Primaria y Secundaria. Cañete de las Torres no es solo un pueblo rico en olivar y por tener una buena industria agroalimentaria, sino también por su buena gente.
Los beneficiarios de estas ayudas no se imaginan aún lo que sufrió su pueblo y sus propias casas en una sola tarde. Aún sueñan con aquellos trágicos momentos ocurridos en la calle Doña Guiomar. Lo perdieron todo y pudieron salvarse porque pudieron subirse a la planta de arriba. Otros pudieron apresurarse y desde la calle los pudieron socorrer. Todos han permanecido tres meses y medio fuera de su casa, que hoy ya pueden disfrutar. Han perdido todos sus recuerdos, muebles y ajuar, así como documentación de todo tipo. Una trágica tarde que pasará a la historia de Cañete de las Torres como si la fatalidad se hubiera cebado con el pueblo. Comentan que la ayuda de la Fundación ha supuesto la vida misma, “ya que si no nos hubiera llegado este dinero estaríamos en la ruína”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Escriba lo que piensa. Envíe su comentario sobre esta noticia, utilizando su nombre y apellidos y no como anónimos.