Por Juan Manuel Adán Gaitán-Cooperativista
Esta semana santa pasada me presentaron a un empresario de estos de la construcción en Belmez.
-Dirigiéndose a mí, pregunta: ¿A qué te dedicas?
- Respondiéndole servidor: Soy cooperativista.
-Sin esperar a que le especificase la actividad comercial de nuestra cooperativa.
-Responde con mala foya: ¿Pero todavía existen cooperativas?
Pensé en un instante si quedaba alguna empresa de la construcción abierta, cuyos impagos a las entidades de crédito, tendremos que pagar los tontos como yo, que no debemos nada y pagamos por respirar. Pensé decirle: que cuando se comentaba por todos los mentideros, aquella mentira de que las empresas chutaban para arriba, quien sabe sí a la luna, forrados de paneles solares, perdón, de oro. La realidad era bien distinta: Arrastraban su ostentación de empresarios triunfadores por la oficina del director de la entidad financiera, pidiendo un crédito mayor que el que debían. Con el mayor pagaban el menor, abalado por el alza del valor de las instalaciones. Al llegar la crisis, los pabellones bajaron el precio estrepitosamente. Ya no podían pedir más crédito. Después llega la pesadilla del cierre, embargados hasta los calcetines. La incapacidad de eso que llaman tejido industrial en España viene de lejos. Nosotros siempre vamos a cien años luz detrás de centro Europa. Trabajar con cabeza, y no con látigo o sueldos basura. ¿De qué tiene que presumir nuestra imprescindible clase empresarial? Las mejores marcas fueron compradas en el período <<Rato>>, por multinacionales extranjeras que adquirían varias factorías de un producto para ocupar una posición dominante en el mercado, marcando los precios al alza o a la baja: según a quien quisiese saquear. Al consumidor al alza y a la competencia a la baja. A ver si cierra. El individuo antes mencionado en unión de su Jefe Aznar, mal vendieron las empresas estatales, magníficamente posicionadas por su anterior condición de monopolio. Sus trabajadores disfrutaban de unas buenas condiciones laborales. Ahora, lo tienen subcontratado y, si llamamos a información telefónica, no hablo con una tele operadora de Córdoba, si no de Quito: Que les sale a precio de mazorca de maíz. Mientras los negreros de los consejos de administración, se forran bien forrados.
Sin embargo nada de eso le dije, utilicé otra estrategia: No dejarle hablar, desarrollándole lo que no sabía o sabía, pero qué, el discurso de los capitalistas arruinados pregonan a los cuatro vientos: Solo el empresario crea empleo. Servidor manifiesta: Entre otros.
Nuestra cooperativa surgió hace treinta y cinco años (¿Cuántos empresarios han aguantado tanto tiempo?), por iniciativa de unos trabajadores que decidieron crear una fundición de pieza grande, pensado en bloques para motores de barcos, maquina y herramienta, etc. Los principios fueron duros, trabajaron muchísimas horas por encima de las cuarenta semanales, recapitalizaron la empresa llevando dinero de casa. Se hipotecaron hasta las cejas. Tanto esfuerzo tuvo la recompensa merecida. En la actualidad somos dos fundiciones, una exclusivamente para el sector eólico, un taller de última generación para mecanizar el mencionado eólico (esta en sociedad, con otra cooperativa altamente cualificada en robots para el mecanizado. A los ocho años nos deja para que sigamos solos), entregando a nuestros clientes, los bloques para motores de barcos mecanizados y, en sociedad con un empresario, entregamos nuestros productos pintados si el cliente lo pide. Trabajamos unas doscientas cincuenta personas entre los cuatro talleres, de las que cien somos socios, esperando llegar al setenta y cinco por ciento de la plantilla, por fases. Utilizamos, pues, varios modos de desarrollar la actividad empresarial.
Para iniciar la actividad, aquellos trabajadores inconformistas se apoyaron en el movimiento cooperativista de Mondragón que cuenta: con una mutua laboral (Lagun-Aro), una entidad financiera (Caja Laboral Popular) y, empresas como: Eroski, Fagor, Irizar, etc.
No es ni será fácil sacar esto adelante, ahí están los nuevos retos, la crisis económica se alarga de forma preocupante. Los chinos, cuya complicada estrategia, incluida los salarios de puñado de arroz, se presenta como el mayor obstáculo posiblemente. Pero nosotros nacimos pesando en mejorar nuestras vidas y las de nuestros paisanos, permaneceremos aquí, sin deslocalizarnos, sin contratos basura, las cuentas claras y blancas, sin ser una ONG, entregamos el cinco por ciento de los beneficios netos a obras sociales.
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