José María García, candidato de UPYD al Parlamento Andaluz por Córdoba: "Llevamos el sentido común a la política en Andalucía"

-¿Qué aportaría UPyD a lo que ya hay en nuestra comunidad?
- Unión, Progreso y Democracia (UPyD) nació con vocación de servicio por y para los ciudadanos. El desgaste democrático en los partidos mayoritarios han convertido a estos en sistemas de gestión clientelar de los votos en las elecciones y esto les está saliendo muy caro a nuestro país y a nuestra comunidad autónoma. Con el tiempo la historia nos está demostrando que las malas gestiones de los recursos económicos, las legislaciones propiciadas para favorecer a grupos determinados, la mala gestión de subvenciones y el engaño de los partidos ha propiciado un estado de cosas donde la corrupción política y la dejadez real por los asuntos que realmente importan a los ciudadanos se ha institucionalizado y se ha convertido en el cáncer del Estado, de las Comunidades Autónomas y, en definitiva, de la sociedad.
   Somos una inmensa mayoría los ciudadanos que vivimos sumidos en una enorme crisis económica, pero también política y social. UPyD nace, surge y se desarrolla como una apuesta por una democracia verdadera mediante la aplicación de medidas de regeneración democrática. No hemos necesitado cambiar nuestros discursos desde nuestra fundación hace años adaptándolos a la situación actual porque las medidas políticas y legislativas que pedíamos en aquél entonces ya eran necesarias en su momento, las hemos presentado en el Congreso o la Asamblea de Madrid con el voto en contra de PP, PSOE e IU, incluso medidas de transparencia tan demandadas por la ciudadanía o contra los privilegios políticos. En la actualidad las medidas que defendimos como necesarias desde nuestra fundación han dejado de ser sólo necesarias para convertirse en imprescindibles para salir de la crisis cuanto antes sin un coste económico ni social para los que menos culpa tienen de la situación que estamos viviendo. Y es cuestión de tiempo. Es necesario adoptar uan serie de medidas y cuanto más se retrasen más familias se verán sin empleo, sin sus casas y en la ruina. Y ése es un precio que en Democracia no debería de pagar ningún partido que se estime decente en un Gobierno.

   Por lo tanto aportamos honestidad, que tanta falta hace en la política andaluza; aportamos sentido común en las acciones legislativas, un sentido común que tiene como referente el interés general de los ciudadanos; aportamos compromiso real y palpable de respirar los problemas de los andaluces para legislar por y para los andaluces, y para ello, sin duda, escuchar continuamente y atender a los ciudadanos es pieza indispensable; y aportamos un proyecto político, también económico de unidad frente a la adversidad pero también de medidas de transparencia política y medidas económicas que permitan salir de la actual crisis. Es posible y lo vamos a demostrar. Como nota decirles que en las anteriores elecciones nuestro programa electoral fue calificado como el más completo y acertado para conseguirlo por prestigiosos economistas y revistas internacionales especializadas como la más confiable de todas, “The Economist”. Sabemos lo que hacemos y cómo hay que hacerlo para salir de la crisis sin un perjuicio para los que nada tienen de culpa en esta crisis.

-Como representante de Córdoba, ¿qué necesidades observa?
-Como en todas las provincias andaluzas en Córdoba se respira el aire de la incredulidad hacia los políticos y especialmente hacia los partidos de siempre. Los ciudadanos se han sentido obligados en muchos lugares a pertenecer a alguna corriente política para aspirar a algo en sus vidas, para recibir subvenciones o ser enchufado en un puesto de trabajo. Ese clientelismo es necesario derrotarlo con la medicina de la democracia y del sentido común. Además, en estos momentos no hay recursos para pagar tantos apoyos en las urnas con el dinero que es fruto de los impuestos que sí pagamos todos. Nos hemos escandalizado multitud de veces, demasiadas veces (y demasiadas ya debiera ser una única vez) con casos de corrupción, al comprobar o conocer cómo se han podido desviar fondos a subvenciones que beneficiaran a los de siempre o los amigos y familiares de los de siempre creando una estructura clientelar que tiene alterados los principios democráticos de justicia y equidad. También nos escandalizamos al conocer los precios pagados por obras faraónicas de muy dudable funcionalidad; muchos edificios públicos construidos están hoy cerrados por la incapacidad de sostener económicamente sus gastos de mantenimiento y personal.
   Los ciudadanos necesitan expresar sus inquietudes sabiendo que se les está escuchando, necesitan esperanzas de futuro y no subsistir mediante el amparo continuo de las instituciones, incapaces de aportar soluciones al mundo agrario, al presente y futuro de nuestros pueblos, los ciudadanos necesitan soluciones de futuro.
   Las principales necesidades, por tanto, estarían relacionadas con un trabajo eficiente y eficaz de los recursos económicos, austeridad presupuestaria comenzando por los propios políticos, gran dureza y persecución de cualquier tipo de corrupción acompañada de una responsabilidad que deben asumir los cargos políticos en sus decisiones y, como consecuencia, desarrollar políticas de sentido común. A la gestión honesta por parte de los políticos hay que añadir la necesidad de aportar a los ciudadanos garantías de futuro. En tiempos pasados ya se habló de estos términos, como el de estado de bienestar u otros. Sin embargo ninguno es lo suficientemente preciado como el de las garantías de futuro que determinen que los ciudadanos tendrán una vida con posibilidades de desarrollo personal y profesional y una vejez justa con todos sus esfuerzos y aportaciones al desarrollo de un Estado que es de todos los ciudadanos.

-¿Y en el Alto Guadalquivir?
-El Alto Guadalquivir cada vez se ve necesitado de mayores proyectos que identifiquen a ese territorio con un progreso equitativo al de otros en la provincia y en la comunidad. Nos encontramos con poblaciones de un alto potencial pero con una corta apuesta por parte de las administraciones en el desarrollo empresarial de proyectos de investigación y desarrollo que consigan un despegue aún más eficaz de su producción agroalimentaria, o que dé salida a las dificultades que tiene en estos momentos empresas subsidiarias de la maltrecha construcción como las de fabricación de muebles.
   El alto porcentaje de paro en la zona, pese a la riqueza enorme que representan sus cultivos nos conduce a entender que de mantenerse esta tónica los jóvenes que están preparados académicamente se verán obligados a abandonar sus poblaciones para emigrar a otros lugares y aquéllos que están especializados en las labores agrarias no tendrán las ayudas en el futuro que están garantizando Europa y podrían verse en circunstancias drásticas. Hay que preocuparse más por el mañana de verdad con políticas de futuro garantizando, eso sí, siempre el presente. Pero en estos momentos estas circunstancias no se han dado por parte de la administración autonómica en la zona. Hasta ahora ha sido más fácil pelear ayudas en Europa hasta que se están acabando que dar a los ciudadanos los instrumentos necesarios para que creen riqueza y no tengan que depender de los políticos de siempre. Claro que volvemos a lo mismo; eso a los viejos partidos no les interesa, les compensa más el voto clientelar. Ahora llegan las injustas consecuencias.

-¿Cuál sería su filosofía de trabajo en caso de ser elegido parlamentario andaluz por Córdoba?
-Mi filosofía de trabajo es la que me marquen los ciudadanos y los sucesos y necesidades que se presenten a lo largo de la legislatura. Hay mucho por hacer, mucho trabajo que no ha sido realizado por parlamentarios que dividieron su tiempo con otras responsabilidades políticas y que cuándo llegaron a asumir las del Parlamento regional no lo hicieron con la debida dedicación. Ser político es un compromiso a tiempo completo con los ciudadanos a través de una elección completa. Por eso UPyD lleva en sus propios estatutos la imposibilidad de duplicar puestos políticos. Y por eso, al fin y al cabo, y a pesar de destacar el oportunismo de la Ley que aprobara el partido socialista el pasado año, defendemos que los alcaldes y otros cargos electos no se puedan postular en las listas en estas elecciones como bien marca dicha Ley. Sin embargo hay quiénes se postulan para ser Gobierno y no quieren acatar las leyes aprobadas en el Parlamento que representa la voluntad de todos los ciudadanos, algo que define ya de por sí su forma de hacer las cosas y sus aspiraciones.
   Por otra parte creo que debe haber un nivel de atención específica, debido a la crisis en la que vivimos, a aquellas familias que de forma más dura la están viviendo. Las ayudas sociales para los más necesitados y la defensa de los derechos de personas mayores y niños, la apuesta decidida por la defensa de la custodia compartida o el cuidado de los dependientes, así como la de una sanidad y educación que jamás deben sufrir las consecuencias de la crisis al constituir elementos básicos de derecho y de cohesión estarán entre mis prioridades y las de UPyD, así como la ineludible reforma en profundidad del sector público andaluz.

-¿Qué valoración de los resultados de UPyD de las últimas elecciones generales?
-Nuestra valoración es muy positiva porque hemos pasado de no tener escasa repercusión en voto a alcanzar cuotas superiores al 6 por ciento en algunas poblaciones de la provincia y ser claros candidatos a tener representación en el Parlamento de Andalucía el mes que viene. Esto demuestra que los ciudadanos están hartos de que les digan lo que tienen que hacer, no necesitan el tutelaje de los mismos de siempre y han despertado de ese cruel paraíso que para algunos ha supuesto recibir subvenciones a mansalva mientras otros han tenido que trabajar muy duro en sus respectivos puestos laborales, muchos en las obras de las que otros se enriquecieron, para ahora sufrir el paro de forma obligatoria y sin un futuro cierto mientras aquellos navegan en la abundancia.
   Los ciudadanos han descubierto que las soluciones no están en apostar por aquellos que te dicen lo que quieres oír sino por aquél que lleva diciendo las mismas cosas durante años, desde su fundación, sin cambiar comas ni adaptar sus palabras a cada momento político en beneficio de encuestas o de elecciones. UPyD defiende lo mismo, además, en Andalucía que en Cataluña, País Vasco o Extremadura. Somos el único partido nacional que puede decir que no se presentó a las elecciones con distintas siglas y distintos proyectos dependiendo de la Comunidad autónoma. Nuestra honestidad nos califica y es nuestra carta de presentación, demostrada en las instituciones donde tenemos representación y eso los ciudadanos lo están valorando. Cada vez confían más en UPyD como la apuesta segura que no va a jugar con sus intereses sino que va a trabajar siempre en la defensa de esos intereses, por el progreso de todos los ciudadanos.

-¿Qué ideario tiene UPyD?
-UPyD nació como un proyecto político que apuesta por la Regeneración Democrática con un proyecto que pretende devolver la credibilidad a las instituciones y a los políticos, pero a través de la devolución del poder de decidir su futuro a los propios ciudadanos. Por eso es tan importante, entre otras cosas, conseguir una reforma de la Ley Electoral que permita que el voto tenga el mismo valor en unas elecciones lo deposite quién lo deposite en el lugar que lo haga. Eso hoy no es una realidad pero define ciertamente la importancia que los políticos dan a la democracia representativa donde todo vale con tal de perpetuar su puesto en el despacho. Eso sí, siempre que los precios los paguen los ciudadanos con el dinero del heraldo público.
   En UPyD no aceptamos como propia esa necesidad impuesta por el bipartidismo de tener que definirse a la derecha o a la izquierda ideológica. Entendemos que los problemas de la ciudadanía no deben ni pueden mirarse bajo el prisma de la ideología y que el enfrentamiento ideológico supone una huída a la hora de afrontar todos los problemas y alcanzar un consenso que garantice que toda la sociedad gane y avance unida. Los políticos debemos ser gente cercana

-¿Qué mensaje le remite a los lectores de nuestra web?
-Confianza en estos tiempos difíciles y les invito a que nos conozcan, conozcan nuestro proyecto, nuestro programa y nuestras respuestas a la crisis que pasan por no permitir que los recortes afecten a los que más necesitan, por impedir que los pensionistas dejen de cobrar lo que les corresponde, por impedir que se les engañe con las cifras, por impedir que los enfermos paguen los platos rotos de políticas que sólo fueron dirigidas a perpetuar en sus despachos a una clase política que ha demostrado desconocer las verdaderas necesidades y que únicamente han dedicado su tiempo y el dinero de todos en enriquecerse a sí mismos y a quiénes les apoyaron. UPyD llega sin complejos, sin clientelismos porque no le debemos nada a nadie. Llegamos como una apuesta por la transparencia y con la decisión inequívoca de condicionar a partir del 25 de marzo las políticas que se hagan a través del Parlamento de Andalucía, evitando más saqueos y evitando que esos saqueos puedan hacerlos otros. Llegamos con un proyecto de Gobierno, sin objetivos de pactar la legislatura con nadie. No vamos a entrar en ningún Gobierno de otro partido, de eso pueden estar seguros, no traficaremos con sus voluntades, con su voto.
   Aspiramos a ser parte de ustedes en el Parlamento. Aspiramos, como la misma Democracia define en su sistema, a representar sus voluntades, que no son sino las de progreso y unidad; no apostamos por sustituir sus voluntades por las del interés de una familia política, porque nuestra familia son ustedes los ciudadanos, todos los ciudadanos. Para poder hacer realidad estos proyectos necesitamos de su confianza como ya tenemos la de cientos de miles en toda Andalucía. Estamos llamados a, desde nuestra tierra, cambiar la historia de este país obligando a hacer la política que los ciudadanos desean. Pero esa historia tenemos que escribirla juntos; juntos, UPyD y los ciudadanos, llevaremos el sentido común a la política en Andalucía el 25 de marzo.