Los días grandes de la Semana Santa de Montoro se han celebrado con intervalos en las procesiones y con la suspensión de otras. El Jueves Santo se inauguró el triduo pascual, que tiene lugar desde ayer viernes y hasta mañana domingo. Con ello se celebra el misterio central de todo el año para los cristianos: la muerte y resurrección de Jesucristo, que quiso sacramentar su muerte en la última cena con la acción simbólica del pan y el vino. Así, en Montoro se celebró dicha adhesión a la Pascua de Cristo celebrando su donación eucarística y el mandamiento del amor y la institución del sacerdocio. Y en medio de este significado que tiene la Semana Santa, el jueves dio comienzo con los Santos Oficios en la iglesia de San Bartolomé, donde los apóstoles protagonizaron, junto con el párroco de esta iglesia, Rafael Rabasco Ferreira, el lavatorio de pies, una escena para recordar por el significado que tiene. Más de doscientas personas no quisieron perderse este momento, en el que el párroco explicó el momento vivido entre Jesucristo y sus discípulos.
Tras este emotivo momento vivido en el tempo, la llegada de la tarde presagiaba algo muy doloroso para los hermanos de la Vera Cruz: las imágenes tuvieron que quedarse en la iglesia de Santiago por la lluvia caída durante toda la tarde. Pero conforme avanzaba la noche se abría el cielo, lo que hizo que la iglesia del Hospital Jesús Nazareno abriera sus puertas para que la hermandad de la Flagelación hiciera su estación de penitencia, algo más corta que de costumbre, para no verse sorprendida por el agua. Pero el tiempo acompañó. Tanto la imagen del Cristo como la de Nuestra Señora del Rosario en sus Misterios Dolorosos, salieron para dirigirse hasta la Plaza de El Charco, y de ahí, para la calle Corredera, plaza de España y posteriormente para la empinada calle Salazar, donde se encuentra la iglesia del hospital. Los romanos se pusieron guachitos en el desfile celebrado a las 19.00 horas desde la casa del Comandante hasta la plaza de España, suspendiendo el Prendimiento.
Mientras tanto, todo Montoro miraba al cielo para ver cómo se presentaba la madrugada, pero no pudo ser. A las 4 de la mañana se esperaba la salida del más grande, Nuestro Padre Jesús Nazareno, que no pudo hacerlo por la dichosa lluvia, a pesar de que la gente esperaba ansiosa en la plaza de Jesús para verlo salir. Los hermanos no se explicaban como si durante las últimas semanas había hecho un tiempo afable, se había trastocado en el mejor momento. Esta mañana tampoco hubo Sermón del Paso y todo queda a la espera de la procesión de esta noche, viernes, con la salida del Cristo de los Estudiantes y Las Angustias, desde la iglesia de San Sebastián, y el Santo Sepulcro (acompañado de romanos) y Nuestra Señora de la Soledad.
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