FRANCISCO
PÉREZ SÁNCHEZ (1937 – 2013)
Nuestro padre nació en Córdoba el 12 de abril de 1937, en
plena guerra civil, en el que hoy es el barrio del Parque Cruz Conde. Él
siempre presumió de ser un “cordobés” de verdad y el primer nacido en este
barrio, en la alfarería-calerín de su padre, Pedro Pérez, “Periquín”.
Muchas tejas de edificios emblemáticos de la provincia como
el Casino Militar de la Avda. república Argentina pasaron por las manos de mi
abuelo. Él era el cuarto de ocho hermanos: Purificación (+), Pedro (+),
Dolores, Manuel (+), Francisco (+), Rafael, Antonio y Mª Carmen (+).
A la edad de 11 años falleció su padre, años difíciles de
posguerra, en los que con mi abuela Pura tuvieron que luchar y trabajar de
forma incansable. Algo que no dejó de hacer hasta el comienzo de su enfermedad en
junio del 2012.
Junto a sus hermanos, a los que adoraba, se dedicó al
transporte de áridos, y, en los sesenta, a inicios del boom de la construcción,
decidieron embarcarse en este mundo, Pedro, Manuel, Rafael, Antonio y él mismo
conformando “Hnos. Pérez Sánchez C.B.”
Su primera obra fue la en la calle Menéndez Pelayo, donde
tenían las oficinas y continuaron construyendo edificios en todos los barrios
de Córdoba que en aquellos años se estaban formando: Ciudad Jardín, Fátima,
Cañero, Magdalena, Parque Cruz Conde, Campo de la Verdad, Avda. Barcelona, etc.
Queremos resaltar la figura de D. José Capitán Ariza, también constructor y su
mejor amigo y compadre desde la infancia. Francisco siempre ha rendido culto a
la amistad y nunca ha tenido un mal gesto con nadie.
En los años siguientes, conoció a una guapa montoreña, mujer
maravillosa que lo robó el corazón y que el 1 de marzo de 1973 le dio el “sí
quiero” en la Iglesia de la Paz, de San Basilio. En febrero de 1974, nació la
primera de sus hijas, Paqui, y en abril de 1978, nació Marisa. Para mi padre no
había nada más importante que su “jefa” y sus “dos herederas”, como él nos
llamaba y de las que se sentía muy orgulloso.
Años más tarde, a finales de los ochenta, tras realizar
obras en la Avda. Conde Vallellano y Ministerios, decidieron centrarse en el
mundo hotelero. Y él, junto con Manuel, Antonio y Rafael construyeron el Hotel
“El Cisne”, en Avda. Cervantes, lugar que al día de hoy siguen regentando.
En la primavera de 1985, junto con mi madre, decidieron aventurarse
en el sector olivarero y adquirieron una finca en Pedro Abad, “Santa Rosa de
Lima”. No hay lugar en el que haya disfrutado más que allí, junto a sus olivos
y sus animales. Día a día al pie del cañón con sus trabajadores, porque el
campo “engancha”.
Se casaron sus hijas; primero, Marisa y Miguel Ángel, en
2005, que le han dado dos nietos preciosos, Marta de 3 años y Pablo de 9 meses.
Después, en 2008, Paqui y Vicente, de los que nacieron la nieta mayor, María.
Nos adoraba a toda la familia, que “formamos una piña”.
El último año ha sido muy duro, luchando contra una
enfermedad que desgasta poco a poco, aunque jamás he escuchado una queja de su
boca… y su padecimiento ha sido muy grande. Han sido muchos meses ingresado en
el Hospital Universitario Reina Sofía, en la 4ª B, donde todo el equipo médico,
tanto la Dra. Pascual como enfermeras, auxiliares y todo el personal, le han
tratado como si fuese su propio padre. Día y noche ha estado mi madre, su
esposa, al pie del cañón, mimándolo y cuidándolo.
El sábado, 7 de septiembre, se ha ido con el Señor de la
manera más hermosa que podía ser, diciéndonos lo feliz que era porque Dios le
había dado todo. Los que seguimos, nos queda el dolor, pero también la
esperanza. Estoy segura de que él se ha ido con la satisfacción del trabajo
bien hecho y todo el amor del mundo.
Sus hijas Paqui y Marisa
y su esposa Manoli
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