jueves, 3 de noviembre de 2011

Virgen del Pilar en Villafranca







Por Manuel Pacheco.-
La fe cristiana no puede reducirse a una concepción filosófica o a una ideología sin más. Es, sobre todo, una historia de salvación cuyo artífice principal es el mismo Dios, pero en la que también intervienen hombres y mujeres concretos. En esta historia la Virgen María desempeña una función única e irrepetible. María no es una mera anécdota o episodio en la historia de la intervención de Dios entre los hombres, sino que es un punto de referencia constante, y privilegiado, y su función o misión es permanente. Esta función de la Virgen se hace tan entrañable en la vida y la cultura de un pueblo cristiano que muy bien podemos entender el sentimiento del pueblo de Villafranca en la celebración de la Virgen del Pilar.


Un pueblo que el pasado 12 de octubre se despertó oliendo a festivo, ya que desde primeras horas de la mañana se respiraba en el ambiente esa especial brisa que hace pensar en algo agradable.
La banda de cornetas y tambores Virgen de los Remedios anunciaba a los vecinos con alegres dianas que era el día de la Virgen del Pilar, un día en el que desde hace ya algunos años los villafranqueños se echan a la calle para honrar a la patrona de la Guardia Civil, mostrando su respeto y cariño hacia el Cuerpo en general y el Puente de Villafranca, en particular.
El Ayuntamiento, como es habitual este día, montó un servicio de protocolo con personal de la Policía Local, voluntarios de Protección Civil y miembros retirados del Cuerpo.

Entre las autoridades civiles y militares invitadas a la fiestas pudimos ver miembros de la judicatura, jefes, oficiales y suboficiales del Ejército, Marina de Guerra, Marina Mercante, Policía Nacional, representantes del Ministerio de Medio Ambiente,…, además de un nutrido grupo de caballistas de la Asociación Alberto Jiménez, que preside Antonio Cárdenas.

A las 11.15 horas se inició la marcha hacia la parroquia, encabezada por los caballistas, seguidos de la banda de música, autoridades y familiares, quienes fueron recibidos en la puerta del templo por el párroco Manuel Roldán, que ofició la eucaristía.

La iglesia quedó pequeña, ya que muchas personas tuvieron que esperar en la calle el final de la misa, durante la cual y, como es costumbre, el Coro de Campanilleros interpretó, sin salirse de las líneas litúrgicas, los cantos de rigor, en los que no faltaron las jotas aragonesas dedicadas a la Virgen del Pilar, el Sitio de Zaragoza y otros. No faltó a su cita con la Virgen el cantaor carpeño Alfonso Muñoz Cantizano, quien interpretó por granaínas el Padre Nuestro. También estuvieron presentes miembros de la Real Cofradía Nuestra Señora de la Cabeza, de El Carpio, tan vinculada a la Guardia Civil, ya que en los últimos tiempos son muchas las personas de otras localidades las que acuden a esta fiesta, incluso de la capital.

El momento más emotivo de la misa quizás fuera aquel en que se depositó la corona de laureles a los pies de la Virgen del Pilar, que presidía el altar mayor, en memoria de todos aquellos que dieron su vida en el cumplimiento del deber. Corona que fue portada por el alcalde y el comandante de puesto, y escoltada por oficiales de la Brigada de Infantería de Cerro Muriano, Marina de Guerra y Policía Nacional, mientras la coral interpretaba el Himno de Oración “La muerte no es el final”.

Al finalizar la eucaristía tomó la palabra el alcalde de Villafranca, Francisco Javier López Casado, que en su discurso institucional hizo referencia a la magnitud e importancia que la fiesta del Pilar ha adquirido en esta localidad, lamentando que en otras se esté perdiendo. Se refirió al trabajo de los guardias civiles de Villafranca y a toda la Guardia Civil en general, elogiando su labor diaria por la seguridad ciudadana. No olvidó, como es su costumbre, citar a todos y cada uno de los miembros del Puesto, haciendo referencia a la personalidad de cada uno de ellos. Manifestó que la importancia que este fiesta está teniendo en Villafranca se debe al esfuerzo de todos los villafranqueños, los cuales aportan su granito de arena para engrandecerla cada día más, prueba de su respeto y cariño hacia la Guardia Civil.

Agradeció la asistencia del magistrado Félix Degayón, la de los jefes, oficiales, suboficiales y personal militar, no solo de Villafranca, sino también de otras poblaciones, así como los pueblos limítrofes, Córdoba, Jaén, Sevilla y Cádiz.

Al final de su discurso, que terminó con vivas a la Guardia Civil y a España, el alcalde entregó una placa de recuerdo al guardia Eduardo Mejías, que pasa dentro de unos días a la Reserva. En la inscripción se hacía constar el agradecimiento del pueblo de Villafranca al citado guardia por los años de servicio prestados a la comunidad.

A continuación tomó la palabra el sargento comandante de Puesto Javier Cerro, quien agradeció las muestras de cariño mostradas por el pueblo, dando lectura a la orden de la Dirección General del Cuerpo, mediante la cual le ha sido concedida al guardia Francisco Cobos la Medalla al Mérito de la Guardia Civil, efectuándose una reiteración de la imposición por parte del Capitán de Infantería Miguel Ochoa, amigo personal del guardia condecorado.

Finalizados los actos en la parroquia, la Virgen del Pilar fue sacada a hombros por los voluntarios de Protección Civil y, ya en la calle, le fueron rendidos honores de ordenanza a los acordes del himno nacional. Acto seguido los caballistas desfilaron ante la imagen, evolucionando hacia sus cabalgaduras a modo de saludo.

De nuevo en comitiva, la Virgen del Pilar fue trasladada a la Casa—Cuartel, donde quedó expuesta mientras se degustaba una copa de vino español. Llegados a este punto, es de justicia citar la labor de tres villafranqueños --Andrés Merchán, Alfonso Rojas y Bartolomé Ramos— que, durante años están trabajando desinteresadamente y de forma callada para engrandecer este ratito. Dos días antes y hasta un día después de la fiesta no paran de preparar los peroles de carne y arroz que se degustan ese día y que tanta fama están consiguiendo por su extraordinaria elaboración.

Ya, por la tarde—noche, hubo actuaciones flamencas y bailes por sevillanas que dieron colorido a la fiesta. Hasta bien entrada la madrugada, el Acuartelamiento no paró de recibir visitas de villafranqueños para felicitar a los guardias en el día de su patrona. Puestos al habla con el alcalde, Francisco Javier López Casado, contestaba a nuestras preguntas acerca de la importancia que la fiesta del Pilar tiene en Villafranca, diciéndonos que “las cosas han cambiado mucho en los 167 años de la existencia de la Guardia Civil. La sociedad española ya no es la misma y la Guardia Civil ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos, mintiendo el difícil equilibrio en el binomio tradición—modernidad. La Guardia Civil ha sido siempre un Cuerpo eficaz, disciplinado y leal para con la legalidad, un Cuerpo que ha tenido por tradición dos cosas: Disciplina y Responsabilidad. Y aunque a veces se les ha tachado de incompatibles con ciertas ideologías, decir que la Guardia Civil solo es incompatible con la incompetencia y con la ineficacia. Su capacidad para adaptarse a los cambios de la sociedad a la que sirve ha quedado de manifiesto a medida que surgían nuevas necesidades y en esta línea de actuación, los guardias civiles de Villafranca han sabido mantenerse, consiguiendo granjearse el respeto y cariño de todo un pueblo agradecido, que no duda en salir a la calle en el Día de su Patrona, aportando cada cual su granito de arena por el engrandecimiento de la fiesta”.

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