POR Juan Manuel Adán Gaitán
Nietzsche decía: “¿Qué tiene eso que algunos llaman inútil, para protagonizar los momentos estelares de la historia?”
Si el mundo fuese una comuna libertaria, difícilmente tendría sentido la competitividad del deporte o el deporte de competición, se practicaría el higienizante y punto, carecería de sentido el ensalzamiento de lo local, pero los libertarios comienzan su discurso por el final y del principio no sabemos nada, así que, el pueblo soberano necesita de iconos aldeanistas para llenar un vacío emocional, sustituto de los antidepresivos. Rememoramos los tiempos aquellos que pegábamos patadas al balón en cualquier plazoleta o descampado de gravilla, donde soñábamos ser Lothar Matthäus, sudando, desollándonos las rodillas, tomándonos aquello muy en serio. Hoy mismo, le he comentado a un compañero de trabajo: La fecha de tu boda debía coincidir con la Eurocopa, para irte allá de viaje de novios y de paso, si queda embarazada, a lo mejor tiene un <<Ronaldinho>>. Ni que lo digas.-responde. Ahí tenemos la otra cara de la patada al balón, otro sueño que hoy trabajan los padres dando vueltas de campo en campo, otro móvil para ver la tele, especializarse en el oficio, introducirse en la gran familia balonpédica, embutirse en el uniforme oficial paseándolo con orgullo, hablar solo de la esfera, de las personas que la rodean, de los valores humanos, sanos, atléticos, solidarios, tanto, que nada lo puede empañar. Hace pocos años me preguntó una mujer que trabaja en el atlético de Bilbao: ¿vosotros en la fábrica de que habláis, de mujeres?-Respuesta: de balón pié y caza. Ella se sintió sorprendida y su acompañante le miró en un leve ataque de celos. Servidor al observarlo, habló del poco interés de los jóvenes por las mujeres, comentando otra fémina: Los machos, no son lo que eran.- Cualquiera habla de las mujeres, rápidamente surge el progre con el rosario feminista.- Respondo. Y mejor dejarlo que al celoso se le están quemando los cables. Alguien interiorizó perfectamente la capitularización de los hechos e impulsó los mismos con fines altruistas, se convirtió en un mecenas, en padrecito bien intencionado, un ``Florentino’’ que solo está por pura solidaridad, sin valorar lo mundano, o Lopera, Del Nido, o el político que cuida de nuestro futuro, o el medio de comunicación que nos empacha a diario con un partido tras de otro, llagando a lograr sobre la población una sedación superior al opio. Fueron los griegos quienes otorgaron rango de héroes a los campeones en Olimpia, a quienes otorgaban prebendas curiosas: poder pasear desnudo en las ciudades. En una entrevista radiofónica le preguntaron a una jugadora de balón pié, que opinaba del uniforme “corto de tela”.- Respondió que le parecía bien, haber si tenemos más espectadores.-Si las jugadoras apareciesen igual que los héroes de Olimpia, prometo comprar la tele que no tengo, abonarme a los canales balompédicos y convertirme en siervo incondicional de las Diosas.
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