Actuación de Carmen Peña y José Huertas (guitarra). |
La velada comenzó con una cata abierta de cuatro quesos seleccionados entre cuatro de de las queserías artesanales más prestigiosas de las provincias de Cádiz, Córdoba, Huelva y Sevilla (El Payoyo, Marqués del Valle, Monte Robledo y El Viar, respectivamente) todos ellos “curados” (los dos primeros elaborados con leche cruda de oveja y los restantes con leche cruda de cabra), en la que se mostró la riqueza patrimonial andaluza en este tipo de quesos y se recogieron las preferencias de los participantes sobre los distintos quesos presentados.
El aspecto artístico dibujó un amplio abanico de cantes y bailes flamencos, liderados por los cantes raciales que nos dejó “Cancanilla de Málaga”, que sirvieron de contrapunto con los más variados de sus compañeros de cartel: “Carmen Peña” y “Juan de Dios García”, así como con la actuación del grupo de baile de “Rocío Romero”.
Abrió la noche flamenca “Juan de Dios García”, cantaor nacido en Cañete de las Torres, buen conocedor de los estilos cordobeses. Su cante por soleares de Córdoba fue bellísimo, así como también lo fue su interpretación de los cantes de trilla. La sevillana “Carmen Peña” la secundó al cante, mezclando tonalidades dulces, elegantes y aterciopeladas en sus vidalitas con la fuerza y buena interpretación de la siguiriyas. Las pajaronas de Bujalance remataron su actuación. Ambos artistas estuvieron bien acompañados por “José Huertas”, brillante y versátil guitarrista de Cañete de la Torres.
El baile de “Rocío Romero” nos trajo las buenas maneras en la coreografía y el compás de esta bella y jovencísima bailaora cordobesa. Su también muy joven grupo la arropó magistralmente con el cante, la guitarra, caja y palmas en sus alegrías y jaleos.
Cerró la velada “Cancanilla de Málaga”, cantaor bien pertrechado en el conocimiento del cante y con una voz firme, afinada, llena de fuerza y compás flamencos, que se entregó, cantando siempre “por derecho”, sin concesiones al efectismo, dejándonos largas y variadas series de soleares y siguiriyas, unas peculiares malagueñas, tientos-tangos, fandangos y unas sabrosas bulerías que remató con gracia con su “pataita”, que nos recordó su inicial etapa de “bailaor”. “Juan Antonio Muñoz”, la guitarra que le acompañó, “seria” y plena de un sabor “antiguo”, muy del estilo de “Melchor de Marchena”, armonizó perfectamente con el estilo de “Cancanilla”.
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