Cientos de cordobeses se están acercando a Adamuz para vivir
una fiesta peculiar: La Botijuela. Se trata de una celebración que el
ayuntamiento lleva cuatro años organizando y que va a más. La Botijuela es una
fiesta que desde hace siglos se ha venido celebrando en el campo tras la
recogida de la aceituna. Los dueños de las fincas querían agradecer a los
jornaleros el esfuerzo y el trabajo realizado durante la dura campaña de
invierno con los manjares de la tierra. En La Botijuela actual el Ayuntamiento de
Adamuz busca algo más. Pretende que los vecinos y los turistas la conviertan
como algo propio con el objetivo de promocionar no solo la gastronomía local,
sino también los bailes y canciones populares, así como las oportunidades que
brinda esta celebración para reactivar el turismo de naturaleza y aventura.
Son muchas las personas las que están comprobando de primera mano esta cualidad de
Adamuz, incluso los miembros de la Cofradía del Salmorejo de Córdoba se
quedaron perplejos de la respuesta recibida por esta festividad, en la que no
faltó de nada. Desde primera hora de la mañana los asistentes iniciaron la
actividad con un desayuno molinero. Sobre todo los más mayores. Pero conforme
iba avanzando la jornada se iban incorporando los de mediana edad y luego los
más jóvenes. Fue una fiesta a lo grande, en la que tampoco faltaron los
concursos gastronómicos de salmorejo adamuceño –que se hace de otra
manera-- y de aceitunas aliñadas.
También
hubo paseos en mulo y burros, estands de exposición de productos artesanos y
venta de embutidos y aceite de oliva. El grupo de mayores de Caty Reyes también
recuperó varias tradiciones de cantes y bailes, en las que se reprodujo la
escena del lanzamiento del pañuelo del señorito a una de las fanegueras. Los
bonos gastronómicos a 6 euros, a beneficio de Cáritas, también contribuyeron a
que los más necesitados del pueblo puedan tener comida y seguir adelante. El
alcalde de Adamuz, Manuel Leyva, mostró su apoyo a la Cofradía del Salmorejo,
en un acto en al que asistieron su presidente, Pablo Pombo, y miembros de la
junta directiva, entre ellos Antonio Caño y Antonio Ramos. Sin duda, una
jornada con estilo popular, en la que no faltaron las risas, la buena compañía
y, sobre todo, el buen sabor de la cocina adamuceña. Los bares de alrededor
también agradecieron que La Botijuela llegara porque pudieron demostrar al público
asistente sus exquisitas tapas. Ya, por la tarde, hubo talleres artesanales,
cestería con vareta de olivo, representaciones folclóricas y la actuación
musical del grupo Gambayá.
1 comentario:
!Ole por mi pueblo!, ese en el que las tradiciones se recuperan cuando parecen perdidas, gracias a los jóvenes y sus ganas de seguir y gracias a la memoria y sabiduría de los mayores, que no permiten que todo quede en el olvido.
Ese es mi pueblo, mi Adamuz, pueblo puerta de Sierra Morena en el que nace el mejor aceite del mundo.
Aun en la distancia, sigo todo lo que en el se cuece y soy defensora ante el mundo de ese cachito de sur en el que mi madre me pario.
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